Sale a hombros por sexta vez en su carrera con un excelso toro de Victoriano del Río en un generoso estreno de feria; seria confirmación de Clemente; flojita imagen de Ortega; primer»no hay billetes». Leer
Sale a hombros por sexta vez en su carrera con un excelso toro de Victoriano del Río en un generoso estreno de feria; seria confirmación de Clemente; flojita imagen de Ortega; primer»no hay billetes». Leer
Cuando caía la noche por la explanada de la calle de Alcalá con Alejandro Talavante en volandas, quedaba atrás una Puerta Grande de guante blanco y un toro de ensueño: Misterio.. A las 20.34 Alejandro Talavante miraba hacia el cielo extasiado como si acabase de parar el toreo, rendida la plaza de Madrid, ya paseadas las orejas y sentido el rubor por la exageración. El toro le había regalado a Talavante su excelencia, que bajaba por el tobogán de su generoso cuello a cámara lenta. Ese ritmo sostenido, carísimo. Talavante lo toreó siempre a su compás, relajado en el juego de muñecas. Pero jamás se reunió con él. Todo sucedía muy despacio pero por fuera. Acariciaba AT las embestidas aterciopeladas con cadencia por el exterior, dibujando órbitas siderales por una y otra mano, su vieja zurda deshuesada. La gente bramaba por la naturalidad y el orden de un torero habitualmente desordenado, contenido en la inspiración de los golpes de improvisación: alguna arrucina, aquel cambio de mano. Misterio duró además mucho, persiguiendo la muleta con el hocico antes que con su cuerna veleta.. Había elegido el extremeño los terrenos con precisión de zahorí, en paralelo a las rayas, entre los tendidos 6 y 7. Allí le gritaban más el uso del pico de la muleta, para denunciar lo periférico de la faena con una razón cierta. Y allí lo mató con determinación y rectitud. Quiso resistirse el presidente a la marabunta de pañuelos pero careció de valor. A las 21.15 atravesó por sexta vez en su carrera la arcada de la gloria de Madrid, dejando atrás el sueño de Misterio que lo impulsó.. Buenas tardes, Madrid. El saludo, como una toma de conciencia de dónde estamos, invitaba a decirlo la muy cuajada corrida de Victoriano del Río, el imponente trapío de sus toros en sus diferentes tipos, su desigual juego a la postre. Sus volúmenes, su armada, sus medidas. El peso, claro. Pero sobre todo el porte, el músculo. Según saltaban al ruedo los seis, los seis negros, con sus lustrosas pieles, sus morrillos, la conciencia de estar en Madrid, también por algún buey, subía como un calambre, un triple mortal desde Sevilla. Un viento fresco de la sierra, las nubes grises cruzando rápido el cielo de Las Ventas, el primer no hay billetes de la feria. San Isidro en su desbocado esplendor.. Un minuto antes de las siete de la tarde cayeron las algunas gotas. Clemente, torero francés con nombre de Papa, confirmó la alternativa con Forajido, de tan notable reata en la casa ganadera de Guadalix, que dos Forajidos han sido distinguidos con el Premio Carriquiri en la feria de San Fermín. Vestía el doctorando de tabaco y oro, para romper con la boba tradición del blanco en plan primera conjunción. Desde la alzada considerable de este Forajido veleto, tan brutal, se antojaba imposible humillar: remataba en las esquinas superiores de las troneras. Nada que ver con sus parientes pamploneses. Un bicho tapado. La testa arriba en el caballo. Pasaba por los capotes siempre sin entrega. También en la muleta. Clemente mostró las armas de una firmeza impresionante en todo momento; bueno el corte además. Mejor Forajido por la derecha, falsamente obediente en su contada humillación: iba jodido. Ese peligro sordo escondido lo mostró más por el izquierdo. Que fue por donde el galo, después de dos series de derechazos superiores, remató una tercera de tragar con todo, y al vaciar por abajo sobrevino una voltereta violenta, asesina, milagrosa. Sin la casaquilla volvió a ofrecer la zurda en una alarde tan valeroso como sin cabeza. La faena estaba hecha y con nota. Bajó lógicamente algo en los últimos intentos y, sobre todo, con los bajonazos.. El turno de Alejandro Talavante transcurrió con más pena que otra cosa. Un toro de escaso poder, pobre raza y, para colmo, sangrado en el caballo sin piedad. No se entendió. Talavante lo liquidó con discreción y una estocada caída. Estaba hechurado este segundo como también el tercero, los dos cuatreños del cinqueño envío. A AT habrá que agradecerle que enseñase el toro a Juan Ortega en un lentísimo quite a la verónica, que no se estaba enterando. O estaba sin prodigarse con el capote dejando pasar su vez. El victoriano hacía así con templada humillación. Se animó Ortega a replicar, pero cual fue la sorpresa que no lo hizo por el palo de la verónica de la que es exquisito intérprete. Las chicuelinas bien, pero la media verónica cayó a sus pies con una majestad superior. Contaba el toro con el aliento preciso y 15/20 muletazos exactos. JO le dibujó tres extraordinarios a compás, para los demás había que enganchar la embestida y, sobre todo, haber escogido los terrenos más cercanos al tercio, en paralelo a la segunda raya. Que no le hubieran pesado tanto al toro como los medios, donde el trianero se dobló dos veces por bajo en la siguiente tanda para acabar del todo con el fondo exangüe. Flojita imagen. Después se acordaría con el buey Apis que hacía quinto, con el hierro de Toros de Cortés. Le faltaba el yugo. Un imposible para el toreo, topando todo. Juan Ortega se puso, tanteó toda la imposibilidad, el testarazo y se fue a por la espada. Se eternizó con ella sin conseguir pasar el buque varado. Una infinidad de pinchazos sin hundir la estocada. Tiró del descabello como de la anilla del paracaídas.. También de Cortés era el último toro no tan buey pero también basto. Y como tal movió. Sin el verdadero empuje de la bravura. Clemente lo intentó con la determinación toda su tarde. Resolvió y pudo con todo. Acabó con media estocada, varios golpes de verduguillo y el deseo de volverlo pronto a ver.. MONUMENTAL DE LAS VENTAS. Viernes, 9 de mayo de 2023. Primera de feria. Lleno de «no hay billetes». Toros Victoriano del Río, Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (5º y 6º), cuatro cinqueños; muy serios en sus diferentes tipos; de juego desigual, destacó el excelso 4º; noble de poquito fondo el 3º;complicado el 1º; sin raza ni poder el sangrado 2º; deslucidos 5º y 6º.. ALEJANDRO TALAVANTE, DE CANELA Y ORO. Estocada caída (silencio); en el cuarto, estocada (dos orejas). Salió por la Puerta grande.. JUAN ORTEGA, DE NAZARENO Y ORO. Pinchazo y estocada (silencio); siete pinchazos y dos descabellos. Aviso (silencio).. CLEMENTE, DE TABACO Y ORO. Dos bajonazos. Aviso (saludos); media estocada y seis descabellos. Aviso(silencio).
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