Ignacio Peyró (1980) no pertenece a la generación que escuchaba en bucle Me olvidé de vivir o Soy un señor, soy un truhán o Hey. Ni siquiera en su casa se llevaba esa banda sonora a la que dio voz y personalidad un artista que antes fue futbolista y que se casó con una filipina bellísima, llamado Julio Iglesias (1943). El periodista y director del Instituto Cervantes de Roma, autor de traducciones y de libros como Ya sentarás la cabeza: cuando fuimos periodistas (2006-2011), y Comimos y bebimos, acaba de publicar El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias (Libros del Asteroide). Es esta una revisión del mito, del latin lover, del conquistador que también puso su pica en América, del misterioso hombre en que se ha convertido hoy, viviendo su paz transoceánica entre palmeras y lejos de los teléfonos y de los periódicos. Un cruce entre la leyenda y la verdad, tamizada por la mirada afilada y perfilada de Peyró; un libro que no es una biografía, ni un canto de sirenas, ni un homenaje precipitado. Es prosa de la buena al servicio de un ídolo con aristas.. Creo que no puedes acercarte a una vida perdonando la vida a un señor que lo ha sido todo. Quiero ser justo, porque en mi vida nunca he querido destruir a nadie y también creo que no lo merece. Si hubiésemos estado en un gran ambiente de confianza habríamos hablado de vino y de sus casas. Llevarlo a la literatura es no llevarlo a la devoción, pero tampoco ni al archivo ni a la academia. Creo que lo que él hace lo hace con enorme dignidad y que hay un momento en el que Julio Iglesias a todos nos hace felices. Hay un personaje que me parece inaprensible como Julio Iglesias, que es Obama
El periodista y escritor se acerca a la vida del artista que triunfó durante décadas y hoy vive en el ‘silencio’
Ignacio Peyró (1980) no pertenece a la generación que escuchaba en bucle Me olvidé de vivir o Soy un señor, soy un truhán o Hey. Ni siquiera en su casa se llevaba esa banda sonora a la que dio voz y personalidad un artista que antes fue futbolista y que se casó con una filipina bellísima, llamado Julio Iglesias (1943). El periodista y director del Instituto Cervantes de Roma, autor de traducciones y de libros como Ya sentarás la cabeza: cuando fuimos periodistas (2006-2011), y Comimos y bebimos, acaba de publicar El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias (Libros del Asteroide). Es esta una revisión del mito, del latin lover, del conquistador que también puso su pica en América, del misterioso hombre en que se ha convertido hoy, viviendo su paz transoceánica entre palmeras y lejos de los teléfonos y de los periódicos. Un cruce entre la leyenda y la verdad, tamizada por la mirada afilada y perfilada de Peyró; un libro que no es una biografía, ni un canto de sirenas, ni un homenaje precipitado. Es prosa de la buena al servicio de un ídolo con aristas.. Entre tantos libros y traducciones, escoge a un cantante de los años 70 para el nuevo. ¿Una revisión del mito a través de la buena literatura?Agradezco mucho que me digan que está bien escrito. He escrito unos cuantos libros, digamos, con una cierta ambición, pero este es el que más me interesa y me importa que guste. De alguna manera, porque es divertida.. Creo que no puedes acercarte a una vida perdonando la vida a un señor que lo ha sido todo. Ni siquiera usted es de la generación que escuchaba a Julio Iglesias cuando casi sonaba solo él. ¿Cómo se acerca a una figura así, alguien de 45 años, con distancia o con simpatía?La palabra es esa, con una distancia admirativa. Creo que no puedes acercarte perdonando la vida a un señor que lo ha sido todo. Alguien que incluso, aunque tú te acerques con una mirada de superioridad cultural y de esnobismo, es muy difícil negar que Julio Iglesias tenga diez canciones que son cumbres absolutas. Ocho, seis, si quieres. Es muy difícil pensarlo.. ¿La historia ha sido justa con él o como pasa con algunas celebridades tenemos que esperar a que no esté para honrarle como merece?Espero que no. Con la dimensión de su legado, que intento medir en lo que es más trascendente, nos vamos a dar cuenta una vez que recapacitemos una vez más sobre su figura. Tiene una fama tan absoluta, ha tenido un éxito tan burbujeante y mayúsculo… Además, sus canciones se siguen poniendo, siguen sonando y siguen siendo conocidas. Pero igual que no puedo decir que no hayamos sido justos, -estamos mandando memes de él, su música sigue viva-, no hemos apreciado del todo quién es. Esto es interesante en tiempos de Trump, que es un hispanófobo. Julio Iglesias fue el primer tipo que cantó en español en la tele americana en español. Fue el primero que contribuyó a darle a lo hispano viabilidad, normalidad, prestigio y glamour. Y lo hizo hace cuarenta años, que era muy difícil. Y en un lugar donde se habían estrellado muchos, donde nunca había triunfado un cantante foráneo. Ya me dirás si eso no tiene mérito.. ‘El español que enamoró al mundo’ está editado por Libros del Asteroide.CEDIDA. Quizás esta percepción se ha diluido porque han salido numerosos cantantes que hacen lo mismo, empezando por su hijo, Enrique Iglesias, quien no parece mantener buen trato con el padre.Ya hay gente que ha nacido después del 90, para quien el Iglesias de su vida es más Enrique que Julio. Pero bueno… Y respecto a la posible rivalidad, yo creo que es así. Julio se ‘hace’ con su padre, tiene una enorme complicidad con el doctor Iglesias Puga: era ginecólogo, le hace una cesárea en tiempos donde no se hacían. También le salva la vida cuando le opera de un tumor, le allana el camino como cantante tardío, porque Julio ni siquiera sospechaba que se iba a dedicar a la canción. Sin embargo, Enrique ha modelado su vida de forma totalmente contraria a su padre. Su padre ha sido un tipo a distancia, un señor que no estaba allí, un infiel en serie. Resulta que Enrique Iglesias ha sido una persona de una monogamia perfecta, no se le conoce ningún escándalo, solo que prefiere estar con su familia a estar por allí cantando.. Quiero ser justo, porque en mi vida nunca he querido destruir a nadie y también creo que no lo merece. Independientemente de los méritos que se le atribuyen y que están en su libro, ¿le gusta al escritor Peyró Julio Iglesias como persona y como artista?Sí, pero lo que pasa es que yo he intentado no dar el testimonio del fan enfervorecido que no soy: tampoco he intentado hacer una biografía en contra, desmitificadora, que sería muy fácil. Quiero ser justo, porque en mi vida nunca he querido destruir a nadie y también creo que no lo merece. Tengo cierta simpatía por él que espero que se vea, aunque no resulte demasiado evidente. Esa es mi visión del personaje, ser magnánimo, pero no ser ciego. Lo que no voy a decir es que Julio Iglesias era Wagner y además un gran padre de familia, eso no.. Dice en su libro que Iglesias no era ni buen cantante, ni buen bailarín, ni buen compositor.Como él mismo muestra, no hace falta ser gran compositor (aunque hizo algunas memorables en su carrera), ni bailarín. Ha cantado o canta muy bien, pero no ha sido un chorro de voz impresionante. Si él hubiese cantado como un cencerro, estamos seguros de que jamás nadie hubiese comprado un disco suyo. Por tanto, él es muy bueno. Lo que no es, es ortodoxo. Es una persona que inicia estas cosas de la marca personal, alguien que coge sus aparentes limitaciones y, sin embargo, hace un producto coherente que gusta.. Si hubiésemos estado en un gran ambiente de confianza habríamos hablado de vino y de sus casas. Creo que trató dos veces contactar con él. ¿Qué le habría preguntado si le hubiera ‘cogido’ el teléfono?Le habría dicho ‘que lo sepas’, que voy a escribirlo y si quieres participar, no te quiero preguntar grandes cosas sicológicas ni profundas, sino cuántos metros de eslora tenía tu yate… Si hubiésemos estado en un gran ambiente de confianza, habríamos hablado de vino y le habría preguntado por sus casas.. Julio Iglesias e Isabel Preysler en 1974Juan Gyenes – Biblioteca Nacional de España. ¿Sabe si ha leído ya su libro?No sé. El libro salió hace doce días y yo no sé dónde mandárselo, tiene muchos códigos postales por el mundo. Se lo puede comprar. Lleva 60 años leyendo cosas sobre sí o sea que si le interesa… Lo mío está muy bien amarrado porque es una crónica como la que la gente ha hecho a lo largo de la historia con gente relevante.. Sugiere que Julio Iglesias bien podía ‘compararse’ con un libro traducido por usted sobre un santo.Bueno, es un modelo. Pero no un modelo de santidad, esto no. Lo que esto significa es que con las mismas herramientas tú puedes acercarte a un santo y a un pecador eminente.. Llevarlo a la literatura es no llevarlo a la devoción, pero tampoco ni al archivo ni a la academia. Se confiesa no seguidor musicalmente de Julio Iglesias. ¿Ha tenido que hacer una inmersión en sus discos y melodías?Lo justo en el mundo de la música, no me las doy de gran crítico musical, ni siquiera de gran conocedor de la época, porque no lo soy. Es que además de eso, para mí es importante señalar que Julio necesita una crónica humana, no solo un estudio antropológico, musicológico, cultural. Llevarlo a la literatura es no llevarlo a la devoción, pero tampoco ni al archivo ni a la academia. Ni a la lupa que señala todo lo malo; quiero que haya relieve en cuatro o cinco cosas humanamente interesantes. Julio Iglesias es una gran suma de felicidades humanas: riquezas, éxito, Sin embargo, está lleno de embarazos no deseados, secuestros, muertes dramáticas, divorcios, hijos que no hablan con sus padres, muchachos jóvenes, como él mismo, enfermos en la flor de la vida. La vida es mucho más oscuramente dramática de lo que se cree, incluso en el caso de alguien como Iglesias, que parece tan feliz.. El cantante Julio Iglesias durante un concierto.EFE. Las mujeres de Julio Iglesias han tenido un papel fundamental: la primera por su exposición pública (Isabel Preysler) y la segunda (Miranda Rijnsburger) por su discreción.Hay una cosa muy curiosa y que tras toda una vida tratando de huir de este papel, termina siendo una especie de páter familiae con los hijos trepándole por la camisa, y dándoles una vuelta y viendo a su mujer por la tarde. Él nunca lo hubiese pensado, pero es lo que hay. Él trata de replicar con Isabel lo de su padre, es decir, la mujer en casa tranquila y callada. Y luego él, volver de cuando en cuando y ser infiel cuando él quisiera. Trato que Isabel no lo acepta, al contrario que su madre. Él sufre una enorme frustración cuando Isabel se va. Por resarcirse, yo creo, de un corazón roto se entrega a una orgía inacabable, durante una larga década vive un desenfreno total. Hasta que llega Miranda. Desde entonces, no hay nada que se filtre, se considera que la fama de macho latino y seductor la tiene más que consolidada. Y así lleva treinta años, con los que ha tenido cinco hijos, que no es cosa menor.. ¿Cómo intentó llegar a él?Lo intenté a través de correos de agentes suyos y simplemente, no llegué. Yo he tenido un par de aproximaciones diversas, una más personal- familiar. Y otra más profesional. Gente que tiene vínculo con él.. Creo que lo que él hace lo hace con enorme dignidad y que hay un momento en el que Julio Iglesias a todos nos hace felices. En su casa no se oía a Julio Iglesias. ¿No les gustaba a sus padres?En mi casa no se oían sus canciones, pero no había una militancia en su contra. De ninguna manera. Simplemente, él estaba ahí y no se le hacía caso. Igual que está allí Taylor Swift y no influye nada en mi vida. El hecho de que no oyera sus canciones de niño no significa que no lo hiciera después. Y me gusta. Pero si debo decir si me parece un genio a la altura de Shostakóvich, debo responder que no. Hay espacio para todos. Creo que lo que él hace lo hace con enorme dignidad y que hay un momento en el que Julio Iglesias a todos nos hace felices.. Julio Iglesias y MirandaARCHIVO. Una vez escrutado al personaje, ¿qué le engancha de él?El hecho de que él sigue siendo en el fondo, alguien absolutamente inaprensible. Es decir, tú señalas lo que hace, pero no puedes destripar el carisma. Eso es algo interesante que habla, no solo de Julio Iglesias, sino del ser humano.. Hay un personaje que me parece inaprensible como Julio Iglesias, que es Obama. ¿Conoce a alguien que se le asemeje en esta condición?El tipo más parecido curiosamente, aunque sea político, es Barak Obama. Es alguien que todo el mundo ve: la negra lo ve como uno de los suyos y los que no, lo ven como un tipo casi igual que ellos. A Julio la gente latina lo ve como a uno suyo que triunfa. Y la que no es latina, lo ve como un sofisticado que acaba de llegar de Europa. Al final, él logra trascender estas cosas.. Es una buena reivindicación para terminar.Me alegra lo que tiene de reivindicación, que no va de ‘españolazo’. No es Aznavour, Bob Dylan ni Leonard Cohen, pero sabe vehicular muchas cosas.