Este artículo ha sido publicado conjuntamente por Puente News Collaborative en asociación con EL PAIS. Puente News Collaborative es una organización sin ánimo de lucro dedicada a la información, organización y financiación de noticias de calidad y rigor informativo enfocadas en la frontera entre Estados Unidos y México.. A mediados del siglo 20, la región fronteriza del sur de Texas se convirtió en el epicentro de varios estilos musicales que resultaron influyentes y de alcance internacional.. Discográficas como Falcon Records, en la comunidad agrícola de McAllen, y Rio Grande Music Company en San Benito – la ciudad natal de Freddy Fender, leyenda de la música tejana – sacaron géneros en vinilo que mezclaban estilos musicales representativos de todo México con los estilos de artistas locales y de inmigrantes europeos.. Allí floreció el Conjunto Tejano, pequeños grupos en los que destacan el acordeón de botones, procedente de Europa central, y el bajo sexto, un instrumento de cuerda popular en México que proporciona una línea de bajo. Surgieron las orquestas tejanas, grupos más grandes que incorporan secciones de vientos. Y arraigó el norteño, una mezcla de géneros con mayor protagonismo del bajo y la percusión.. Esta escena musical del extremo sur de Texas y del estado mexicano de Tamaulipas, que los campesinos mexicanos y tejanos extendieron por ambos países, quedó inmortalizada en la película de 1976 del documentalista Les Blank y el conservacionista de música Chris Strachwitz, “Chulas Fronteras.”. Por aquella época, los discos de vinilo empezaron a caer en desgracia. Las grabaciones originales de músicos culturalmente importantes desaparecieron, para acabar guardados en garajes y desvanes.. Pero en los últimos años, el vinilo ha vuelto a ganar popularidad. Este fenómeno ha coincidido con un mayor interés por artistas regionales que nunca llegaron a triunfar a escala nacional. Impulsadas en parte por los aficionados al hip hop que buscan grupos de soul poco conocidos que DJ y productores samplean, las discográficas de todo Estados Unidos han encontrado en la última década un mercado para las reediciones en vinilo de grabaciones que sólo fueron populares en una ciudad o región particulares. Esta demanda se ha extendido a otros géneros como el country y el rock. El inconfundible West Side Sound de San Antonio, 200 millas al norte, está llegando a un público nuevo.. Pero ese renacimiento de los sonidos regionales no ha llegado al Valle del Río Grande, donde el río fronterizo serpentea entre huertos, campos de cebollas y expansión suburbana antes de desembocar en el Golfo de México. Sin embargo, un par de jóvenes que viven en esta región están intentando cambiar esta situación.. En la década de los 2010, Isaac Herrera y Zach Myers se dieron cuenta de que necesitaban hacer viajes de varias horas fuera del Valle para alimentar su afición a coleccionar vinilos. ¿No sería genial, se dijeron, tener una tienda de discos cerca de casa y especializada en la música transfronteriza tan influyente que nació precisamente en la región donde ellos vivían?. En otras partes del estado —en San Antonio e incluso en la diminuta Kingsville, la ciudad ranchera a dos horas en coche de las comunidades fronterizas donde florecieron estos géneros—, las tiendas de discos de toda la vida promocionaban la música tejana y norteña, organizando actuaciones en las tiendas y sesiones de autógrafos para los aficionados.. Así que Herrera y Myers empezaron a buscar en mercadillos y rastros, comprando colecciones enteras. Encontraron prensajes de los primeros LPs de superestrellas como Ramón Ayala, residente del Valle, y singles de 7 pulgadas de desconocidos como Johnny Jay And The Pompadors, que fueron influenciados por grupos populares de los años 60, pero manteniendo un sonido del sur de Texas.. En 2023, tras varios años de ventas pop-up, los dos amigos, junto con sus esposas, Jade Herrera y Rebecca Myers, abrieron Pharr Out Records en un edificio histórico de esta ciudad de 80.000 habitantes.. Es una tienda pequeña y ordenada, con un mural de temática musical y del Valle en la pared. Encima de las cajas se exhiben clásicos universalmente reconocidos, como “Some Day My Prince Will Come” de Miles Davis, y santos griales, como “Fire of Love” de Gun Club, junto a grabaciones prístinas, a menudo difíciles de encontrar, de estrellas regionales como Ayala y Fender.. Eche un vistazo a las selecciones del personal o pregunte por las secciones de conjunto, norteño y tejano, cuidadosamente seleccionadas, y a los propietarios se les iluminarán los ojos. Dirigen a los clientes a grupos poco conocidos, como Los Cachorros, o a los favoritos de la crítica que nunca llegaron a triunfar, como el virtuoso acordeonista Esteban Jordan, que mezcló en su música diversos géneros, incluido el jazz. Los propietarios de Pharr Out afirman que estos artistas son tan dignos de reconocimiento como Sunny Ozuna, un cantante de soul mexicano-americano emblemático del West Side Sound influenciado por la orquesta tejana, cuyas copias de Big Crown Records, de Nueva York, se pueden encontrar en tiendas de todo el país.. “Tenemos todo lo nuevo”, dice Herrera. “Tenemos a Taylor Swift y a The Weeknd. Pero el énfasis aquí es la música regional. Cuando alguien viene y dice: ‘Eh, tío, ¿tienes algo de Ramón Ayala? Saltamos de nuestras sillas en plan: ‘¡Sí, hablemos de ello!”.. “Queríamos que fuera el tema predominante, en lugar de algo en segundo plano, en el fondo del local”, añade Myers. “Queremos que nuestro nombre y nuestra marca se asocien con la música y la cultura del lugar donde vivimos”.. Algunos músicos influyentes del Valle se hicieron inmensamente populares. Gilbert Reyes Jr cuenta que sus padres, que eran jornaleros, vieron un concierto de la primera banda de Ayala, Los Relámpagos del Norte, en Bakersfield, California, en 1967. Ayala alcanzó el estrellato a ambos lados de la de la frontera, y algunos grupos tejanos alcanzaron el éxito financiero en los años ochenta y noventa. Pero Reyes, que ahora es director de marca del fabricante alemán de acordeones Hohner, dice que en el sur de Texas, en una época en que seguía la segregación, esos artistas se asociaban con una generación más mayor.. “Los chavales no querían escuchar esta música porque les avergonzaba que sus padres fueran jornaleros y trabajaran en los campos de algodón o lo que fuera”, dice Reyes. “No formaba parte de la corriente dominante. Cuando yo iba al instituto, no nos dejaban hablar español ni escuchar música mexicana.”. Puede parecer contradictorio, pero al tener la música en el escaparate de una tienda, llega a un público nuevo. Está ahí para ser descubierta o, como suele ocurrir, redescubierta por compradores ocasionales o aficionados al vinilo en general que lo ven y entran. Los coleccionistas de los estilos que Pharr Out presenta se desplazan a propósito hasta la tienda, y los músicos cuyos discos venden se pasan por allí de vez en cuando.. “Es agradable tener estas tiendas que son como un repaso a toda nuestra historia”, dice Juan Tejeda, un conservacionista de las artes culturales de San Antonio que fundó el Festival Conjunto Tejano del Centro de Artes Culturales de Guadalupe hace más de 40 años. “Al igual que nuestros centros de artes culturales, preservan nuestra historia, nuestra lengua, las artes, y las enseñan a nuestra comunidad… Son importantes repositorios y promotores de nuestra cultura”.. El hecho de que la música esté a la venta en vinilo también le confiere un valor cultural y de tendencia que no tienen ni los museos ni los centros culturales.. En Janie’s Record Shop, toda una institución en San Antonio, donde la tienda lleva 40 años abierta al público y a menudo acoge actuaciones locales de música tejana, los clientes “quieren ver las notas del disco, quieren saber quién es el bajista”, dice Roberto Esparza, uno de los propietarios. En los últimos 15 años, tras décadas vendiendo casi exclusivamente CDs, los vinilos han vuelto a ser el producto más vendido.. “Al sujetarlos, es como tener parte de su propia historia en sus manos,” explica Esparza.. “Con el streaming te pierdes todo eso”, dice Rae Cabello, que se describe a sí misma como “coleccionista de discos obsesionada con coleccionar música del sur de Texas” y productora del sello Numero Group. “Puedes saltarte canciones. En un tocadiscos no puedes hacerlo. Te ves obligado a escuchar la cara A y la cara B en su totalidad”.. Numero forma parte de esa nueva generación de sellos discográficos que reeditan LPs y singles de vinilo de artistas regionales olvidados hace tiempo, como hizo Arhoolie Records, de Strachwitz, en los años sesenta, setenta y ochenta.. El Valle también ha cambiado. Esta región de 4.300 millas cuadradas y cuatro condados ha pasado de ser un conjunto de pequeños pueblos agrícolas a convertirse en un núcleo de población de más de un millón de habitantes. Reyes afirma que la cultura regional, que su generación consideraba anodina, ahora encuentra su eco entre los habitantes más jóvenes. La música de conjunto se enseña en los institutos. La banda local Grupo Frontera, que mezcla una variedad de géneros y en la que destaca el acordeón, ha alcanzado fama mundial.. “Existe ese orgullo patrio, ese redescubrimiento de sus raíces”, afirma Cabello. “La gente quiere productos tangibles y música hecha por gente como ellos”.. Pero sólo unos pocos pioneros de la música del sur de Texas y del norte de México han visto sus discos reeditados: Chalino Sánchez, baladista de la costa oeste de México cuyo repertorio incluía el norteño, y Ozuna son dos ejemplos notables.. Esto significa que los propietarios de Pharr Out a veces se encuentran con que su papel como repositorio de música históricamente relevante está reñido con la gestión de un negocio. En otoño de 2024, se encontraron con una colección de discos antiguos de Ayala sin abrir. Pusieron un precio de 200 dólares a uno de ellos, bromeando con que es el “precio que significa que no lo queremos vender”.. “Estas son las cosas que preferiríamos quedarnos por mucho tiempo,” aclara Herrera.. —. Jason Buch es un reportero freelance afincado en Texas. Nacido en este estado, ha cubierto la frontera desde 2007, escribiendo sobre todo tipo de temas, desde el blanqueo de dinero hasta los caimanes del Río Grande. @jlbuch. Michael Gonzalez es un fotoperiodista freelance afincado en su región natal del sur de Texas, junto a la frontera entre Estados Unidos y México. Viaja por todo el estado cubriendo historias centradas en el medio ambiente, la inmigración y las cuestiones que conforman la vida en la frontera. @michael.gonzlz. Dudley Althaus ha informado sobre México, América Latina y otros países durante más de tres décadas como corresponsal de prensa. Comenzó su carrera en un pequeño periódico de la frontera entre Texas y México, y durante 22 años fue redactor jefe de la oficina de Ciudad de México del Houston Chronicle, recibiendo premios por su labor. Tras cuatro años como corresponsal en México para The Wall Street Journal, Althaus cubrió temas de inmigración y fronteras como freelance en San Antonio para Hearst Newspapers. Ha cubierto todas las elecciones presidenciales mexicanas desde 1988, cuando comenzó la turbulenta transición de México a la democracia. @dqalthaus. Seguir leyendo
En los últimos años, el vinilo ha vuelto a ganar popularidad. Este fenómeno ha coincidido con un mayor interés por artistas regionales que nunca llegaron a triunfar a escala nacional
Este artículo ha sido publicado conjuntamente por Puente News Collaborative en asociación con EL PAIS. Puente News Collaborative es una organización sin ánimo de lucro dedicada a la información, organización y financiación de noticias de calidad y rigor informativo enfocadas en la frontera entre Estados Unidos y México.. A mediados del siglo 20, la región fronteriza del sur de Texas se convirtió en el epicentro de varios estilos musicales que resultaron influyentes y de alcance internacional.. Discográficas como Falcon Records, en la comunidad agrícola de McAllen, y Rio Grande Music Company en San Benito – la ciudad natal de Freddy Fender, leyenda de la música tejana – sacaron géneros en vinilo que mezclaban estilos musicales representativos de todo México con los estilos de artistas locales y de inmigrantes europeos.. Allí floreció el Conjunto Tejano, pequeños grupos en los que destacan el acordeón de botones, procedente de Europa central, y el bajo sexto, un instrumento de cuerda popular en México que proporciona una línea de bajo. Surgieron las orquestas tejanas, grupos más grandes que incorporan secciones de vientos. Y arraigó el norteño, una mezcla de géneros con mayor protagonismo del bajo y la percusión.. Esta escena musical del extremo sur de Texas y del estado mexicano de Tamaulipas, que los campesinos mexicanos y tejanos extendieron por ambos países, quedó inmortalizada en la película de 1976 del documentalista Les Blank y el conservacionista de música Chris Strachwitz, “Chulas Fronteras.”. Por aquella época, los discos de vinilo empezaron a caer en desgracia. Las grabaciones originales de músicos culturalmente importantes desaparecieron, para acabar guardados en garajes y desvanes.. La fachada de Pharr Out Records, una tienda de discos especializada en diversos géneros musicales, desde rock hasta música tejana.Michael Gonzalez. Pero en los últimos años, el vinilo ha vuelto a ganar popularidad. Este fenómeno ha coincidido con un mayor interés por artistas regionales que nunca llegaron a triunfar a escala nacional. Impulsadas en parte por los aficionados al hip hop que buscan grupos de soul poco conocidos que DJ y productores samplean, las discográficas de todo Estados Unidos han encontrado en la última década un mercado para las reediciones en vinilo de grabaciones que sólo fueron populares en una ciudad o región particulares. Esta demanda se ha extendido a otros géneros como el country y el rock. El inconfundible West Side Sound de San Antonio, 200 millas al norte, está llegando a un público nuevo.. Pero ese renacimiento de los sonidos regionales no ha llegado al Valle del Río Grande, donde el río fronterizo serpentea entre huertos, campos de cebollas y expansión suburbana antes de desembocar en el Golfo de México. Sin embargo, un par de jóvenes que viven en esta región están intentando cambiar esta situación.. En la década de los 2010, Isaac Herrera y Zach Myers se dieron cuenta de que necesitaban hacer viajes de varias horas fuera del Valle para alimentar su afición a coleccionar vinilos. ¿No sería genial, se dijeron, tener una tienda de discos cerca de casa y especializada en la música transfronteriza tan influyente que nació precisamente en la región donde ellos vivían?. En otras partes del estado —en San Antonio e incluso en la diminuta Kingsville, la ciudad ranchera a dos horas en coche de las comunidades fronterizas donde florecieron estos géneros—, las tiendas de discos de toda la vida promocionaban la música tejana y norteña, organizando actuaciones en las tiendas y sesiones de autógrafos para los aficionados.. Un mural pintado por Roy Aguilar en el interior de la tienda de discos.Michael Gonzalez. Así que Herrera y Myers empezaron a buscar en mercadillos y rastros, comprando colecciones enteras. Encontraron prensajes de los primeros LPs de superestrellas como Ramón Ayala, residente del Valle, y singles de 7 pulgadas de desconocidos como Johnny Jay And The Pompadors, que fueron influenciados por grupos populares de los años 60, pero manteniendo un sonido del sur de Texas.. En 2023, tras varios años de ventas pop-up, los dos amigos, junto con sus esposas, Jade Herrera y Rebecca Myers, abrieron Pharr Out Records en un edificio histórico de esta ciudad de 80.000 habitantes.. Es una tienda pequeña y ordenada, con un mural de temática musical y del Valle en la pared. Encima de las cajas se exhiben clásicos universalmente reconocidos, como “Some Day My Prince Will Come” de Miles Davis, y santos griales, como “Fire of Love” de Gun Club, junto a grabaciones prístinas, a menudo difíciles de encontrar, de estrellas regionales como Ayala y Fender.. Eche un vistazo a las selecciones del personal o pregunte por las secciones de conjunto, norteño y tejano, cuidadosamente seleccionadas, y a los propietarios se les iluminarán los ojos. Dirigen a los clientes a grupos poco conocidos, como Los Cachorros, o a los favoritos de la crítica que nunca llegaron a triunfar, como el virtuoso acordeonista Esteban Jordan, que mezcló en su música diversos géneros, incluido el jazz. Los propietarios de Pharr Out afirman que estos artistas son tan dignos de reconocimiento como Sunny Ozuna, un cantante de soul mexicano-americano emblemático del West Side Sound influenciado por la orquesta tejana, cuyas copias de Big Crown Records, de Nueva York, se pueden encontrar en tiendas de todo el país.. Isaac Herrera, copropietario de Pharr Out Records.Michael Gonzalez. “Tenemos todo lo nuevo”, dice Herrera. “Tenemos a Taylor Swift y a The Weeknd. Pero el énfasis aquí es la música regional. Cuando alguien viene y dice: ‘Eh, tío, ¿tienes algo de Ramón Ayala? Saltamos de nuestras sillas en plan: ‘¡Sí, hablemos de ello!”.. “Queríamos que fuera el tema predominante, en lugar de algo en segundo plano, en el fondo del local”, añade Myers. “Queremos que nuestro nombre y nuestra marca se asocien con la música y la cultura del lugar donde vivimos”.. Algunos músicos influyentes del Valle se hicieron inmensamente populares. Gilbert Reyes Jr cuenta que sus padres, que eran jornaleros, vieron un concierto de la primera banda de Ayala, Los Relámpagos del Norte, en Bakersfield, California, en 1967. Ayala alcanzó el estrellato a ambos lados de la de la frontera, y algunos grupos tejanos alcanzaron el éxito financiero en los años ochenta y noventa. Pero Reyes, que ahora es director de marca del fabricante alemán de acordeones Hohner, dice que en el sur de Texas, en una época en que seguía la segregación, esos artistas se asociaban con una generación más mayor.. Una figura de cartón de Ramón Ayala se asoma en la sección de discos de conjuntos norteños.Michael Gonzalez. “Los chavales no querían escuchar esta música porque les avergonzaba que sus padres fueran jornaleros y trabajaran en los campos de algodón o lo que fuera”, dice Reyes. “No formaba parte de la corriente dominante. Cuando yo iba al instituto, no nos dejaban hablar español ni escuchar música mexicana.”. Puede parecer contradictorio, pero al tener la música en el escaparate de una tienda, llega a un público nuevo. Está ahí para ser descubierta o, como suele ocurrir, redescubierta por compradores ocasionales o aficionados al vinilo en general que lo ven y entran. Los coleccionistas de los estilos que Pharr Out presenta se desplazan a propósito hasta la tienda, y los músicos cuyos discos venden se pasan por allí de vez en cuando.. “Es agradable tener estas tiendas que son como un repaso a toda nuestra historia”, dice Juan Tejeda, un conservacionista de las artes culturales de San Antonio que fundó el Festival Conjunto Tejano del Centro de Artes Culturales de Guadalupe hace más de 40 años. “Al igual que nuestros centros de artes culturales, preservan nuestra historia, nuestra lengua, las artes, y las enseñan a nuestra comunidad… Son importantes repositorios y promotores de nuestra cultura”.. El hecho de que la música esté a la venta en vinilo también le confiere un valor cultural y de tendencia que no tienen ni los museos ni los centros culturales.. Zach Myers paga a la coleccionista de vinilos Dora García por una pila de discos en su casa de Brownsville, Texas, el 10 de febrero de 2025. Michael Gonzalez. En Janie’s Record Shop, toda una institución en San Antonio, donde la tienda lleva 40 años abierta al público y a menudo acoge actuaciones locales de música tejana, los clientes “quieren ver las notas del disco, quieren saber quién es el bajista”, dice Roberto Esparza, uno de los propietarios. En los últimos 15 años, tras décadas vendiendo casi exclusivamente CDs, los vinilos han vuelto a ser el producto más vendido.. “Al sujetarlos, es como tener parte de su propia historia en sus manos,” explica Esparza.. “Con el streaming te pierdes todo eso”, dice Rae Cabello, que se describe a sí misma como “coleccionista de discos obsesionada con coleccionar música del sur de Texas” y productora del sello Numero Group. “Puedes saltarte canciones. En un tocadiscos no puedes hacerlo. Te ves obligado a escuchar la cara A y la cara B en su totalidad”.. Numero forma parte de esa nueva generación de sellos discográficos que reeditan LPs y singles de vinilo de artistas regionales olvidados hace tiempo, como hizo Arhoolie Records, de Strachwitz, en los años sesenta, setenta y ochenta.. El Valle también ha cambiado. Esta región de 4.300 millas cuadradas y cuatro condados ha pasado de ser un conjunto de pequeños pueblos agrícolas a convertirse en un núcleo de población de más de un millón de habitantes. Reyes afirma que la cultura regional, que su generación consideraba anodina, ahora encuentra su eco entre los habitantes más jóvenes. La música de conjunto se enseña en los institutos. La banda local Grupo Frontera, que mezcla una variedad de géneros y en la que destaca el acordeón, ha alcanzado fama mundial.. Zach Myers sostiene un disco de Lydia Mendoza, una artista musical que actuaba en el Valle del Río Grande.Michael Gonzalez. “Existe ese orgullo patrio, ese redescubrimiento de sus raíces”, afirma Cabello. “La gente quiere productos tangibles y música hecha por gente como ellos”.. Pero sólo unos pocos pioneros de la música del sur de Texas y del norte de México han visto sus discos reeditados: Chalino Sánchez, baladista de la costa oeste de México cuyo repertorio incluía el norteño, y Ozuna son dos ejemplos notables.. Esto significa que los propietarios de Pharr Out a veces se encuentran con que su papel como repositorio de música históricamente relevante está reñido con la gestión de un negocio. En otoño de 2024, se encontraron con una colección de discos antiguos de Ayala sin abrir. Pusieron un precio de 200 dólares a uno de ellos, bromeando con que es el “precio que significa que no lo queremos vender”.. “Estas son las cosas que preferiríamos quedarnos por mucho tiempo,” aclara Herrera.. —. Jason Buch es un reportero freelance afincado en Texas. Nacido en este estado, ha cubierto la frontera desde 2007, escribiendo sobre todo tipo de temas, desde el blanqueo de dinero hasta los caimanes del Río Grande. @jlbuch. Michael Gonzalez es un fotoperiodista freelance afincado en su región natal del sur de Texas, junto a la frontera entre Estados Unidos y México. Viaja por todo el estado cubriendo historias centradas en el medio ambiente, la inmigración y las cuestiones que conforman la vida en la frontera. @michael.gonzlz. Dudley Althaus ha informado sobre México, América Latina y otros países durante más de tres décadas como corresponsal de prensa. Comenzó su carrera en un pequeño periódico de la frontera entre Texas y México, y durante 22 años fue redactor jefe de la oficina de Ciudad de México del Houston Chronicle, recibiendo premios por su labor. Tras cuatro años como corresponsal en México para The Wall Street Journal, Althaus cubrió temas de inmigración y fronteras como freelance en San Antonio para Hearst Newspapers. Ha cubierto todas las elecciones presidenciales mexicanas desde 1988, cuando comenzó la turbulenta transición de México a la democracia. @dqalthaus
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