Hasta este miércoles, sus seguidores pensaban que era un grupo de tres. Desde mayo, el grupo de chicas que llegó de Lavapiés a Coachella ha disminuido en uno. Aunque prefieren no comentar al respecto, en un mensaje publicado en redes sociales, afirmaron que «Cariño no se acaba». La sevillana Alicia Ros (bajo y voz) y la tinerfeña Paola Rivero (guitarra y coros), ambas en sus treinta, se han reunido este jueves para dar inicio al Ballantine’s Open Studio, una iniciativa que permite a bandas locales y emergentes realizar ensayos abiertos al público en un espacio que busca, de manera literal, ser un escaparate para los artistas, ya que cuenta con una cabina con cristales que da hacia un bar en el centro de Madrid. Este no es su primer concierto sin María Talaverano, quien solía tocar las sencillas pero distintivas melodías de sintetizador del grupo. Actualmente, un músico de sesión tiene esa función, y junto a un baterista, acompaña a Rivero y Ros en un cuarteto en el escenario. Talaverano también contribuía con coros a la voz principal de la bajista, aunque ahora Rivero ha tomado su lugar. «Hemos observado que esta estrategia nos permite defendernos eficazmente y que el público continúa disfrutando de los conciertos», comentan las artistas acerca de sus recientes presentaciones, las cuales llevaron a cabo sin la teclista, aunque no han hecho declaraciones oficiales sobre su salida. Ros y Rivero optan por enfocarse en el futuro y afirman que están en proceso de crear nuevo material: «Desde principios de este año hemos estado trabajando en canciones para un nuevo EP o mini LP y ya tenemos más material que el del álbum anterior», afirma la guitarrista. «Hemos estado lidiando con esta separación durante algunos meses, pero desde el principio decidimos continuar y no hemos dejado de trabajar en ello.»
Hasta este miércoles, sus seguidores pensaban que era un grupo de tres. Desde mayo, el grupo de chicas que llegó de Lavapiés a Coachella ha disminuido en uno. Aunque prefieren no comentar al respecto, en un mensaje publicado en redes sociales, afirmaron que «Cariño no se acaba». La sevillana Alicia Ros (bajo y voz) y la tinerfeña Paola Rivero (guitarra y coros), ambas en sus treinta, se han reunido este jueves para lanzar el Ballantine’s Open Studio. Esta iniciativa busca permitir que bandas locales y emergentes realicen ensayos abiertos al público en un espacio que, de manera literal, actuará como un escaparate para los artistas, ya que cuenta con una cabina de vidrio que da hacia un bar en el centro de Madrid. Este no es el primer concierto que realizan sin María Talaverano, quien solía interpretar las melodías de sintetizador que, aunque simples, eran representativas de la banda. Actualmente, un músico de sesión tiene esa función, y junto a un baterista, acompaña a Rivero y Ros en un cuarteto en el escenario. Talaverano también contribuía con coros a la voz principal de la bajista, aunque ahora Rivero ha tomado su lugar. «Hemos comprobado que esto nos permite defendernos adecuadamente y que el público sigue disfrutando enormemente de los conciertos», afirman las artistas acerca de sus recientes presentaciones, que realizaron sin la teclista, aunque no se han pronunciado oficialmente sobre su departure.
Hasta este miércoles, sus seguidores pensaban que era un grupo de tres. Desde mayo, el grupo de chicas que llegó de Lavapiés a Coachella ha disminuido en uno. Aunque prefieren no comentar al respecto, en un mensaje publicado en redes sociales, afirmaron que «Cariño no se acaba». La sevillana Alicia Ros (bajo y voz) y la tinerfeña Paola Rivero (guitarra y coros), ambas en sus treintas, han tenido un encuentro este jueves para dar inicio al Ballantine’s Open Studio. Este proyecto busca permitir que bandas locales y emergentes realicen ensayos abiertos al público en un espacio que, en esencia, funcionará como un escaparate para los artistas, ya que cuenta con una cabina acristalada que da hacia un bar en el centro de Madrid. Querido: «Evaluar el éxito solo según lo que produces es bastante superficial.» Este no es el primer concierto que realizan sin María Talaverano, quien solía interpretar las melodías de sintetizador que, aunque simples, eran representativas de la banda. Actualmente, un músico de sesión tiene esa función, y junto a un baterista, acompaña a Rivero y Ros en un cuarteto en el escenario. Talaverano también contribuía con coros a la voz principal de la bajista, aunque ahora Rivero ha tomado su lugar.
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