Desde la crisis de 2008, la arquitectura atraviesa un perpetuo cuestionamiento que la ha llevado a multiplicarse como disciplina: a entender la pluralidad de oficios que puede desempeñar un arquitecto y a observar, y defender, lo pequeño, esto es, que puede haber arquitectura en el diseño de una persiana. Hace algo más de una década, dos jóvenes arquitectos, Pau Sarquella (1986) y Diana Usón (1987), afrontaron la crisis que vivía la construcción con esa idea: concentrarse en mejorar lo pequeño. Se fijaron en las persianas: pocos elementos tienen su capacidad para poder transformar la calidad de los espacios. Pocos recursos resultan tan económicos. Usón y Sarquella decidieron estudiar las persianas enrrollables tradicionales para ver si existía en ellas oportunidad de mejora. La hallaron.. Ideadas en Sax (Alicante) para controlar la luz, las moscas y el calor en el cultivo de la vid, las persianas de lamas de madera unidas por ganchos de alambre galvanizado llevaban el nombre de persianas alicantinas. Pero hace diez años, algo cambió. Cuando Sarquella y Usón idearon la Persiana Barcelona cambió lo pequeño. Pero la transformación fue grande. Veamos cómo fue.. La madera de estas lamas proviene de Soria, de bosques sostenibles de pinos de gestión comunal, que se reforestan. Rediseñadas ligeramente solapadas, evitan la acumulación de agua con goterón y eso hace que estén impermeabilizadas. La cuerda que activa las Persianas Barcelona es náutica, de alta resistencia. Una pintura de alta tecnología y calidad aplicada por doble capa de inmersión también les suma resistencia. Y el hecho de que los arquitectos idearan una paleta de colores inspirada en algunos de los edificios modernistas les suma versatilidad.. Eso no es todo. Las lamas no solo evitan el paso de la luz, también la matizan. Coloreada a la carta, la Persiana Barcelona es un elemento que puede subrayar los huecos de la fachada o terminarla cromáticamente.. La idea de Usón y Sarquella fue, así, mejorar las persianas para conseguir graduación de luz y permitir la convivencia entre sombra y ventilación. Su objetivo inicial fue acabar con las persianas de plástico y cambiarlas por persianas con lamas de madera. El resultado fue repensarlas, actualizarlas y dotarlas de mejores prestaciones. Así, mejorando la persiana de cuerda de la tradición mediterránea, estos arquitectos han alterado las fachadas de muchas viviendas —individuales y colectivas— en Barcelona, en otras ciudades, no necesariamente mediterráneas, y en otros países. Hoy su persiana se está convirtiendo en un producto internacional y, sin embargo, artesano, hecho a medida, basado en la actualización de una tradición, que mejora una idea sencilla.. Se podría decir que la Persiana Barcelona se ha convertido en la mejor versión de la persiana alicantina. Sus diseñadores-fabricantes han cambiado su durabilidad y su resistencia. Continúa siendo fácil de instalar y utilizar —no se atasca enrollándola o desenrollándola—, es versátil tanto por su manera de emplearse – construyendo espacios intermedios— como por las soluciones a medida que ofrece. Sarquella explica que él mismo las ha utilizado en el montaje de exposiciones, formando techos en forma de bóveda, o como cerramientos de una mesa-baldaquino.. Pero además, se ha convertido en un elemento reivindicativo. Desde su lógica sencilla y su precio económico, la Persiana es marca una sostenibilidad sencilla, domesticada, tradicional, casi lo contrario a las tecnologías Smart para controlar el consumo energético. Tal vez por eso ha sido empleada en arquitecturas audaces y lógicas y ha ganado el Premio Delta de Plata (2016) y el Arquia/Próxima 2016, que distingue la mejor arquitectura joven española.. Con todo, ha sido la vivienda social, y los proyectos de vivienda colectiva, los que han dejado claro el potencial de un gesto tan sencillo: la capacidad transformadora de 66 euros (el coste por metro cuadrado). El primer proyecto de vivienda colectiva que las utilizó fue “110 Rooms” del estudio Maio. También Peris+Toral las emplearon en las 85 viviendas de Cornellà que fueron galardonadas con el Premio RIBA hace una semana. La cooperativa de arquitectos Lacol las usó en las viviendas de La Borda con las que consiguió el Premio FAD de arquitectura.. En los últimos cinco años, la empresa ha pasado de servir 2.500 unidades a producir 8.000 al año. Sarquella y Usón, por su parte, además de seguir mejorando las prestaciones de sus persianas, combinan su trayectoria como proyectistas con la docencia en la Universidad. En ese ámbito, no olvidan que cuando todavía eran estudiantes de arquitectura, ganaron el concurso Racons Públics (Rincones Públicos), organizado por el FAD y el Ayuntamiento de Barcelona, que buscaba mejorar el paisaje urbano de la ciudad en algunas calles del Raval, donde la gente utilizaba plásticos en lugar de las persianas tradicionales, para proteger la ropa que tendía en los balcones. “No solo se trataba de embellecer la ciudad, el plástico disminuía la ventilación de las viviendas y no permitía el secado de la ropa”, explican. Fue ahí cuando se dieron cuenta de la importancia de lo pequeño. Y de las ventajas que podía tener la madera impermeabilizada frente al plástico.. Seguir leyendo
La persiana Barcelona cumple 10 añosconvertida en una solución económica,artesanal y sostenible
Desde la crisis de 2008, la arquitectura atraviesa un perpetuo cuestionamiento que la ha llevado a multiplicarse como disciplina: a entender la pluralidad de oficios que puede desempeñar un arquitecto y a observar, y defender, lo pequeño, esto es, que puede haber arquitectura en el diseño de una persiana. Hace algo más de una década, dos jóvenes arquitectos, Pau Sarquella (1986) y Diana Usón (1987), afrontaron la crisis que vivía la construcción con esa idea: concentrarse en mejorar lo pequeño. Se fijaron en las persianas: pocos elementos tienen su capacidad para poder transformar la calidad de los espacios. Pocos recursos resultan tan económicos. Usón y Sarquella decidieron estudiar las persianas enrrollables tradicionales para ver si existía en ellas oportunidad de mejora. La hallaron.. Más información. Adelantarse al 2050: viviendas de futuro que no renuncian al pasado. Ideadas en Sax (Alicante) para controlar la luz, las moscas y el calor en el cultivo de la vid, las persianas de lamas de madera unidas por ganchos de alambre galvanizado llevaban el nombre de persianas alicantinas. Pero hace diez años, algo cambió. Cuando Sarquella y Usón idearon la Persiana Barcelona cambió lo pequeño. Pero la transformación fue grande. Veamos cómo fue.. La madera de estas lamas proviene de Soria, de bosques sostenibles de pinos de gestión comunal, que se reforestan. Rediseñadas ligeramente solapadas, evitan la acumulación de agua con goterón y eso hace que estén impermeabilizadas. La cuerda que activa las Persianas Barcelona es náutica, de alta resistencia. Una pintura de alta tecnología y calidad aplicada por doble capa de inmersión también les suma resistencia. Y el hecho de que los arquitectos idearan una paleta de colores inspirada en algunos de los edificios modernistas les suma versatilidad.. Casa Kresta en Madrid de Lucas y Hernández-Gil.JOSE HEVIA BLACH. Eso no es todo. Las lamas no solo evitan el paso de la luz, también la matizan. Coloreada a la carta, la Persiana Barcelona es un elemento que puede subrayar los huecos de la fachada o terminarla cromáticamente.. La idea de Usón y Sarquella fue, así, mejorar las persianas para conseguir graduación de luz y permitir la convivencia entre sombra y ventilación. Su objetivo inicial fue acabar con las persianas de plástico y cambiarlas por persianas con lamas de madera. El resultado fue repensarlas, actualizarlas y dotarlas de mejores prestaciones. Así, mejorando la persiana de cuerda de la tradición mediterránea, estos arquitectos han alterado las fachadas de muchas viviendas —individuales y colectivas— en Barcelona, en otras ciudades, no necesariamente mediterráneas, y en otros países. Hoy su persiana se está convirtiendo en un producto internacional y, sin embargo, artesano, hecho a medida, basado en la actualización de una tradición, que mejora una idea sencilla.. Se podría decir que la Persiana Barcelona se ha convertido en la mejor versión de la persiana alicantina. Sus diseñadores-fabricantes han cambiado su durabilidad y su resistencia. Continúa siendo fácil de instalar y utilizar —no se atasca enrollándola o desenrollándola—, es versátil tanto por su manera de emplearse – construyendo espacios intermedios— como por las soluciones a medida que ofrece. Sarquella explica que él mismo las ha utilizado en el montaje de exposiciones, formando techos en forma de bóveda, o como cerramientos de una mesa-baldaquino.. Terrazas en Girona de Un Parell d’Arquitectes.jose hevia (José Hevia). Pero además, se ha convertido en un elemento reivindicativo. Desde su lógica sencilla y su precio económico, la Persiana es marca una sostenibilidad sencilla, domesticada, tradicional, casi lo contrario a las tecnologías Smart para controlar el consumo energético. Tal vez por eso ha sido empleada en arquitecturas audaces y lógicas y ha ganado el Premio Delta de Plata (2016) y el Arquia/Próxima 2016, que distingue la mejor arquitectura joven española.. Con todo, ha sido la vivienda social, y los proyectos de vivienda colectiva, los que han dejado claro el potencial de un gesto tan sencillo: la capacidad transformadora de 66 euros (el coste por metro cuadrado). El primer proyecto de vivienda colectiva que las utilizó fue “110 Rooms” del estudio Maio. También Peris+Toral las emplearon en las 85 viviendas de Cornellà que fueron galardonadas con el Premio RIBA hace una semana. La cooperativa de arquitectos Lacol las usó en las viviendas de La Borda con las que consiguió el Premio FAD de arquitectura.. Bloc 6×6 en Girona de Bosch Capdeferro. jose hevia (José Hevia). En los últimos cinco años, la empresa ha pasado de servir 2.500 unidades a producir 8.000 al año. Sarquella y Usón, por su parte, además de seguir mejorando las prestaciones de sus persianas, combinan su trayectoria como proyectistas con la docencia en la Universidad. En ese ámbito, no olvidan que cuando todavía eran estudiantes de arquitectura, ganaron el concurso Racons Públics (Rincones Públicos), organizado por el FAD y el Ayuntamiento de Barcelona, que buscaba mejorar el paisaje urbano de la ciudad en algunas calles del Raval, donde la gente utilizaba plásticos en lugar de las persianas tradicionales, para proteger la ropa que tendía en los balcones. “No solo se trataba de embellecer la ciudad, el plástico disminuía la ventilación de las viviendas y no permitía el secado de la ropa”, explican. Fue ahí cuando se dieron cuenta de la importancia de lo pequeño. Y de las ventajas que podía tener la madera impermeabilizada frente al plástico.. Babelia. Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal. Recíbelo
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