El ‘streaming’ nos ha acostumbrado a una disponibilidad ilimitada e inmediata de contenido, pero la industria del entretenimiento no puede garantizar que eso dure en un futuro, como sí hace el formato físico. Aun así, el riesgo de perder productos culturales no es algo nuevo
La creadora de contenido Allison NB es una physical media influencer (creadora de contenido de formatos físicos) de Dallas (Texas). Esto quiere decir que miles de personas la siguen en Instagram debido a su alucinante colección de películas, libros, cómics y discos (entre otras cosas) en formato físico. También tiene una newsletter, Scribble Scrabble, en la que cuenta anécdotas como, por ejemplo,lo fácil que le resultó abandonar Spotify. En los últimos tiempos, se ha convertido, quizá de forma involuntaria, en una de las principales representantes de la vuelta a los formatos físicos frente al dominio creciente de las plataformas digitales.. Es cierto que todos conocemos a algún fanático de los vinilos, de los DVD o hasta de los VHS, pero la mayoría consumimos la mayor parte de nuestro entretenimiento de forma digital. Pronto, aquella célebre frase de John Waters, “si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te acuestes con él”, podría dejar de tener sentido, ya que cualquiera podrá leer 100 libros al año, ser un auténtico gourmet musical y hasta crítico de Cahiers du Cinema, sin tener en sus estanterías ni un solo libro, vinilo o DVD. Todo está en las plataformas. ¿O no? Y si lo está, ¿durante cuánto tiempo?. Más información. La propia Allison NB sembraba la duda sobre esta última preguntaen una reciente entrevista. “El formato físico equivale a poseer realmente un disco o una película. Existen multitud de plataformas de streaming, tanto de música como de películas y series, y cada vez más personas leen libros digitales. Pero el hecho es que todo eso son licencias”, afirmó. “Todas estas películas y programas de televisión que vemos en Netflix o en Amazon van a desaparecer tras un cierto periodo de tiempo. Cuando compras una película o una serie, sabes que en el instante en el que quieras volver a verla podrás hacerlo”, defendió. Entonces, ¿es posible que las futuras generaciones no puedan ver la versión británica de The Officecuando les plazca? En realidad, ahora mismo esta serie no está disponible en ninguna plataforma de streaming de España.. @allison.nb. rejecting the digital takeover of media 🫰 #home #interior #booktok #collections #cozyathome. ♬ Coffin Nails – MF DOOM. Es tentador responsabilizar a las nuevas formas de consumo de entretenimiento del riesgo de perder numerosos productos culturales, pero esta dinámica ha sido algo muy habitual a lo largo de la historia. Puede resultar llamativo, pero la mayoría de los libros de la Antigüedad clásica se han perdido. Nunca podremos leerlos. Según afirmaba en una entrevista Irene Vallejo, autora del ensayo El infinito en un junco, donde traza el origen y la evolución de los libros, solo el 1% de los títulos escritos en la Antigüedad clásica europea (griegos y romanos) han llegado a nuestros días.. El cine no ha corrido mejor suerte, y el número de películas perdidas en el tiempo es también sorprendente. The Film Foundation, una organización estadounidense sin ánimo de lucro dedicada a la conservación de películas, estima que el 50% de las películas estadounidenses filmadas antes de 1950 se han perdido. Pero si nos vamos un poco más atrás, a 1929, la cifra se dispara por encima del 90%. Casi todo el cine mudo estadounidense ha desaparecido. Y la situación no es mejor en otros países: de las 500 películas que se calcula que dirigió el cineasta francés Georges Méliès solo nos han llegado 200.. La célebre frase de John Waters, “si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te acuestes con él”, dejará de tener sentido porque cualquiera podrá leer 100 libros al año sin tener ninguno en sus estanterías.10’000 Hours (Getty Images). En España se han perdido filmes con tanto valor histórico como Fútbol, amor y toros, la primera película sonora española, dirigida en 1929 por el pionero aragonés del cine Florián Rey. Fue todo un éxito en su día, pero nadie posee una copia. Tampoco podremos ver nunca Madrid en el año 2000, una película muda española de 1925 que imaginaba el Madrid del futuro. Solo conocemos su argumento por las crónicas periodísticas: la capital se ha convertido en una ciudad portuaria gracias a la conversión del Manzanares en un gran canal como el de Suez.. Un problema de relevancia y sostenibilidad. Lara S. se dedica desde hace años a la adquisición de contenidos audiovisuales y se sorprende un poco de que haya surgido esta polémica en torno a su desaparición. “Si volvemos la vista atrás, antes tampoco se editaban todas las películas en copia física, y eso por no hablar de series o documentales, y ni mucho menos estaban siempre disponibles”, explica a EL PAÍS. Según ella, “las plataformas de streaming (como la televisión en abierto, los canales de pago, las salas de cine o las plataformas de podcast) licencian contenido según lo que entienden que son las necesidades de su público y el retorno de la inversión que calculan por dicho contenido. Esto normalmente implica la negociación de un tiempo de licencia determinado con el distribuidor del mismo. Si en un momento dado una película o serie no está disponible en ningún sitio, es porque actualmente no están licenciados, lo que no quiere decir que no lo vuelvan a estar próximamente”, aclara.. Ella considera que dada la cantidad de contenido disponible, que además se multiplicó con la llegada de la producción propia de las plataformas, que todo esté disponible todo el tiempo es muy difícil. Por otra parte, el desembarco de las plataformas de streaming también produjo una evolución en la forma en la que se consume el contenido. “Ahora estamos más acostumbrados a buscar lo que queremos y verlo en el momento que queremos cuando, en realidad, nunca había sido así. Nunca en la historia habíamos tenido tanto contenido a nuestra disposición”, asegura. No obstante, es muy poco probable que todo el catálogo audiovisual que existe hoy lo continúe estando en un futuro lejano porque, según dice, ni todo es relevante ni tampoco es demasiado sostenible. “Todo, al fin y al cabo, está alojado en algún lugar, consumiendo espacio y datos”, recuerda.. Nunca en la historia habíamos tenido tanto contenido audiovisual a nuestra disposición, pero es muy poco probable que lo continúe estando en un futuro porque ni todo es relevante ni tampoco es demasiado sostenible.SimpleImages (Getty Images). Aun así, podremos seguir viendo esas series y películas durante décadas, incluso ya fuera de sus plataformas originales o aunque estas desaparezcan. “El contenido original producido por Netflix o Amazon seguirá estando disponible mientras estos servicios existan, ya que suponen inversiones muy elevadas que pueden seguir amortizando ad infinitum. Además, en los últimos años muchos de estos originales, en su día exclusivos, se han empezado a vender fuera de las plataformas originales. La rentabilidad de los servicios de streaming fuera de Netflix, Amazon o Disney+ es muy cuestionable, de ahí que las empresas busquen fórmulas alternativas de monetizar el contenido. Bien licenciándolo a terceros o incluyendo suscripciones con publicidad”, asegura la experta.. Según Allison NB, las posibilidades de que nuestras películas y series favoritas de plataformas online dejen de estar disponibles en algún momento es bastante elevada, pero probablemente pasarán muchos años hasta que ocurra. Conservar un archivo digital, que es lo que a fin de cuentas son estos contenidos, es barato y sencillo. Y, en teoría, lo será aún más en el futuro, con lo que las plataformas podrían asumirlo durante mucho tiempo.. ¿Qué hacer en el futuro?. Existe la posibilidad de que sean instituciones públicas o sin ánimo de lucro las que acaben siendo responsables de la conservación de contenidos. Ya lo son en muchos casos. Por suerte, en casi todos los países existen filmotecas, archivos y bibliotecas que ya han asumido la ingente labor de conservación de miles de títulos. No solo de películas, sino también de libros, discos, fotografías y demás productos culturales. A nivel global, destaca el Internet Archive, una biblioteca digital sin ánimo de lucro fundada en 1996 que ofrece acceso gratuito a millones de materiales digitalizados. En septiembre de 2024, el archivo contaba con más de 866.000 millones de páginas web, más de 42,5 millones de materiales impresos, 13 millones de vídeos (entre los que se incluyen casi 90.000 películas), 1,2 millones de programas de software, 14 millones de archivos de audio, 5 millones de imágenes y 272.660 conciertos.. Por suerte, en casi todos los países existen filmotecas, archivos y bibliotecas que ya han asumido la ingente labor de conservación de miles de títulos. En la imagen, la filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.Alex Z. Reynaud / 500px (Getty Images/500px Unreleased Plus). Nadie sabe qué pasará en el futuro, pero lo que es innegable es que preservar la herencia cultural es fundamental para las futuras generaciones. Incluso un reality show que hoy consideramos irrelevante podría tener un alto valor como fuente de investigación sociológica dentro de muchos años. Aunque la tecnología y los modos de consumo evolucionen, cada obra, ya sea un libro, un disco o una película, sigue siendo un puente que conecta el pasado con el futuro.
La creadora de contenido Allison NB es una physical media influencer (creadora de contenido de formatos físicos) de Dallas (Texas). Esto quiere decir que miles de personas la siguen en Instagram debido a su alucinante colección de películas, libros, cómics y discos (entre otras cosas) en formato físico. También tiene una newsletter, Scribble Scrabble, en la que cuenta anécdotas como, por ejemplo, lo fácil que le resultó abandonar Spotify. En los últimos tiempos, se ha convertido, quizá de forma involuntaria, en una de las principales representantes de la vuelta a los formatos físicos frente al dominio creciente de las plataformas digitales.. Es cierto que todos conocemos a algún fanático de los vinilos, de los DVD o hasta de los VHS, pero la mayoría consumimos la mayor parte de nuestro entretenimiento de forma digital. Pronto, aquella célebre frase de John Waters, “si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te acuestes con él”, podría dejar de tener sentido, ya que cualquiera podrá leer 100 libros al año, ser un auténtico gourmet musical y hasta crítico de Cahiers du Cinema, sin tener en sus estanterías ni un solo libro, vinilo o DVD. Todo está en las plataformas. ¿O no? Y si lo está, ¿durante cuánto tiempo?. La propia Allison NB sembraba la duda sobre esta última pregunta en una reciente entrevista. “El formato físico equivale a poseer realmente un disco o una película. Existen multitud de plataformas de streaming, tanto de música como de películas y series, y cada vez más personas leen libros digitales. Pero el hecho es que todo eso son licencias”, afirmó. “Todas estas películas y programas de televisión que vemos en Netflix o en Amazon van a desaparecer tras un cierto periodo de tiempo. Cuando compras una película o una serie, sabes que en el instante en el que quieras volver a verla podrás hacerlo”, defendió. Entonces, ¿es posible que las futuras generaciones no puedan ver la versión británica de The Office cuando les plazca? En realidad, ahora mismo esta serie no está disponible en ninguna plataforma de streaming de España.. @allison.nb. rejecting the digital takeover of media 🫰 #home #interior #booktok #collections #cozyathome. ♬ Coffin Nails – MF DOOM. Es tentador responsabilizar a las nuevas formas de consumo de entretenimiento del riesgo de perder numerosos productos culturales, pero esta dinámica ha sido algo muy habitual a lo largo de la historia. Puede resultar llamativo, pero la mayoría de los libros de la Antigüedad clásica se han perdido. Nunca podremos leerlos. Según afirmaba en una entrevista Irene Vallejo, autora del ensayo El infinito en un junco, donde traza el origen y la evolución de los libros, solo el 1% de los títulos escritos en la Antigüedad clásica europea (griegos y romanos) han llegado a nuestros días.. El cine no ha corrido mejor suerte, y el número de películas perdidas en el tiempo es también sorprendente. The Film Foundation, una organización estadounidense sin ánimo de lucro dedicada a la conservación de películas, estima que el 50% de las películas estadounidenses filmadas antes de 1950 se han perdido. Pero si nos vamos un poco más atrás, a 1929, la cifra se dispara por encima del 90%. Casi todo el cine mudo estadounidense ha desaparecido. Y la situación no es mejor en otros países: de las 500 películas que se calcula que dirigió el cineasta francés Georges Méliès solo nos han llegado 200.. En España se han perdido filmes con tanto valor histórico como Fútbol, amor y toros, la primera película sonora española, dirigida en 1929 por el pionero aragonés del cine Florián Rey. Fue todo un éxito en su día, pero nadie posee una copia. Tampoco podremos ver nunca Madrid en el año 2000, una película muda española de 1925 que imaginaba el Madrid del futuro. Solo conocemos su argumento por las crónicas periodísticas: la capital se ha convertido en una ciudad portuaria gracias a la conversión del Manzanares en un gran canal como el de Suez.. Un problema de relevancia y sostenibilidad. Lara S. se dedica desde hace años a la adquisición de contenidos audiovisuales y se sorprende un poco de que haya surgido esta polémica en torno a su desaparición. “Si volvemos la vista atrás, antes tampoco se editaban todas las películas en copia física, y eso por no hablar de series o documentales, y ni mucho menos estaban siempre disponibles”, explica a EL PAÍS. Según ella, “las plataformas de streaming (como la televisión en abierto, los canales de pago, las salas de cine o las plataformas de podcast) licencian contenido según lo que entienden que son las necesidades de su público y el retorno de la inversión que calculan por dicho contenido. Esto normalmente implica la negociación de un tiempo de licencia determinado con el distribuidor del mismo. Si en un momento dado una película o serie no está disponible en ningún sitio, es porque actualmente no están licenciados, lo que no quiere decir que no lo vuelvan a estar próximamente”, aclara.. Ella considera que dada la cantidad de contenido disponible, que además se multiplicó con la llegada de la producción propia de las plataformas, que todo esté disponible todo el tiempo es muy difícil. Por otra parte, el desembarco de las plataformas de streaming también produjo una evolución en la forma en la que se consume el contenido. “Ahora estamos más acostumbrados a buscar lo que queremos y verlo en el momento que queremos cuando, en realidad, nunca había sido así. Nunca en la historia habíamos tenido tanto contenido a nuestra disposición”, asegura. No obstante, es muy poco probable que todo el catálogo audiovisual que existe hoy lo continúe estando en un futuro lejano porque, según dice, ni todo es relevante ni tampoco es demasiado sostenible. “Todo, al fin y al cabo, está alojado en algún lugar, consumiendo espacio y datos”, recuerda.. Aun así, podremos seguir viendo esas series y películas durante décadas, incluso ya fuera de sus plataformas originales o aunque estas desaparezcan. “El contenido original producido por Netflix o Amazon seguirá estando disponible mientras estos servicios existan, ya que suponen inversiones muy elevadas que pueden seguir amortizando ad infinitum. Además, en los últimos años muchos de estos originales, en su día exclusivos, se han empezado a vender fuera de las plataformas originales. La rentabilidad de los servicios de streaming fuera de Netflix, Amazon o Disney+ es muy cuestionable, de ahí que las empresas busquen fórmulas alternativas de monetizar el contenido. Bien licenciándolo a terceros o incluyendo suscripciones con publicidad”, asegura la experta.. Según Allison NB, las posibilidades de que nuestras películas y series favoritas de plataformas online dejen de estar disponibles en algún momento es bastante elevada, pero probablemente pasarán muchos años hasta que ocurra. Conservar un archivo digital, que es lo que a fin de cuentas son estos contenidos, es barato y sencillo. Y, en teoría, lo será aún más en el futuro, con lo que las plataformas podrían asumirlo durante mucho tiempo.. ¿Qué hacer en el futuro?. Existe la posibilidad de que sean instituciones públicas o sin ánimo de lucro las que acaben siendo responsables de la conservación de contenidos. Ya lo son en muchos casos. Por suerte, en casi todos los países existen filmotecas, archivos y bibliotecas que ya han asumido la ingente labor de conservación de miles de títulos. No solo de películas, sino también de libros, discos, fotografías y demás productos culturales. A nivel global, destaca el Internet Archive, una biblioteca digital sin ánimo de lucro fundada en 1996 que ofrece acceso gratuito a millones de materiales digitalizados. En septiembre de 2024, el archivo contaba con más de 866.000 millones de páginas web, más de 42,5 millones de materiales impresos, 13 millones de vídeos (entre los que se incluyen casi 90.000 películas), 1,2 millones de programas de software, 14 millones de archivos de audio, 5 millones de imágenes y 272.660 conciertos.. Nadie sabe qué pasará en el futuro, pero lo que es innegable es que preservar la herencia cultural es fundamental para las futuras generaciones. Incluso un reality show que hoy consideramos irrelevante podría tener un alto valor como fuente de investigación sociológica dentro de muchos años. Aunque la tecnología y los modos de consumo evolucionen, cada obra, ya sea un libro, un disco o una película, sigue siendo un puente que conecta el pasado con el futuro.. Seguir leyendo