Todavía es un escritor ‘temeroso’ del oficio, pero con su segunda novela, Toni Sánchez Bernal (Tarragona, 1990), está convencido de haber dado en el centro de la diana. Atrapada en la oscuridad (Planeta) es un thriller que comienza con la muerte en la puerta de una comisaría de una mujer que llevaba 27 años desaparecida. Un grupo de policías, que se mueve entre el sentido del deber y secretos duros de sobrellevar, se hará cargo del caso. Sánchez Bernal, que debutó con Ofensa al frío, conserva la pasión del principiante cuando habla de su trabajo, también al hacerlo de otros escritores que le marcaron el camino, como Alicia Giménez Bartlett, Lorenzo Silva y su adorada Carmen Mola. Resulta igualmente franco al admitir que esta novela ha sido como una vía de escape para lidiar «tormentas personales» del día a día. Quien estudiara cine en Cuba antes de la narrativa, escribió el ensayo Morir, el último tabú. Porque para él, la muerte, no es más que un final común del que no deberíamos asustarnos. Para pasar miedo y tensión, ya están los libros.. Llevo muchos años, como mucha gente, batallando con tempestades mentales y eso acaba por impregnar mis escritos. Me crie en un ambiente progresista donde la Policía no caía bien. Carmen Mola son los tres Rolling Stones. Ellos lo cambiaron todo, las reglas del juego. Cuando mi hijo, que tiene 3 años, tenga 20 ó 30, podrá percibir la verdadera naturaleza de su padre en lo que he escrito
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ROMA. Una joven muere en el Jubileo de los Jóvenes. GENTE. La mujer de Echenique anuncia su divorcio. Toni Sánchez Bernal.Javier Ocaña |Planeta. Compartir. WhatsApp. Facebook. Linkedin. Telegram. Beloud. Copiar URL. Todavía es un escritor ‘temeroso’ del oficio, pero con su segunda novela, Toni Sánchez Bernal (Tarragona, 1990), está convencido de haber dado en el centro de la diana. Atrapada en la oscuridad (Planeta) es un thriller que comienza con la muerte en la puerta de una comisaría de una mujer que llevaba 27 años desaparecida. Un grupo de policías, que se mueve entre el sentido del deber y secretos duros de sobrellevar, se hará cargo del caso. Sánchez Bernal, que debutó con Ofensa al frío, conserva la pasión del principiante cuando habla de su trabajo, también al hacerlo de otros escritores que le marcaron el camino, como Alicia Giménez Bartlett, Lorenzo Silva y su adorada Carmen Mola. Resulta igualmente franco al admitir que esta novela ha sido como una vía de escape para lidiar «tormentas personales» del día a día. Quien estudiara cine en Cuba antes de la narrativa, escribió el ensayo Morir, el último tabú. Porque para él, la muerte, no es más que un final común del que no deberíamos asustarnos. Para pasar miedo y tensión, ya están los libros.. ¿Está obsesionado de algún modo con la muerte?. Y mira que no es un tema que a priori me obsesionaba. Me llama la atención porque es algo por lo que vamos a pasar, pero es un tabú para la gente. Estás en una reunión y en cuanto sacas a colación este tema a la gente se le pone un rictus serio y ceniciento. ¿Por qué no podemos hablar de la muerte si al final vamos a pasar todos? Hay otras culturas que lo tratan con más naturalidad, las orientales, las budistas. Estuve hablando con el dalai lama de la casa de Barcelona y te habla con una naturalidad… Igual tendría que ser así. Eso significa que no tienes que estar pendiente siempre de la muerte. Hay que mantenerse en el presente, pero sí me gusta quitarle ese velo de misterio. Llevo muchos años, como mucha gente, batallando con tempestades mentales y eso acaba por impregnar mis escritos. Para usted, ¿el género pasa siempre por tanto muerto, por misterios insondables, por el sufrimiento?. Igual no tiene por qué, hay muchos subgéneros. Yo me encuentro muy cómodo en el género negro porque me permite radiografiar el mundo en el que vivo. Mucha gente se empeña en decirnos que todo es blanco o negro y la vida no es así, está repleta de grises. Como lector, soy ecléctico, pero vibro mucho con la novela negra. Es el género que dialoga mejor conmigo mismo. Y en relación con el sufrimiento, llevo muchos años, como mucha gente, batallando con tempestades mentales y eso, quieras o no, acaba por impregnar mis escritos. Mario Vargas Llosa decía que escribir una novela es hacer un streptease, pero al revés. Yo hago un exorcismo de mis demonios y me permite seguir en el día a día.. ¿A qué tempestades mentales se refiere?. Por ejemplo, llevo un año tratándome la ansiedad y otras sombras oscuras que acechan. Esta novela ha servido en parte para seguir en el día a día, para obligarme a mirar adelante y tener un propósito que me obligara a seguir navegando las olas de la vida cotidiana.. ‘Atrapada en la oscuridad’ está editada por Planeta.CEDIDA. ¿Por qué la mayoría de los policías de lo noir, incluyendo los de esta novela, tienen vidas oscuras, secretos que les atormentan, familiares corruptos o adictos?. Me gusta mucho lo que dices porque, de hecho, fue una de las anotaciones que me hice. En esta novela tenemos a Arturo Yani que, recién llegado a homicidios a los 28 años, se recuerda día a día que ser policía es ser un servidor público. Eso le da la oportunidad de ser ético e intachable en lo público. Eso me gusta, porque en la televisión, en el cine, en la novela, se nos muestra mucho el investigador que cruza la línea fácilmente. Son peores de los que detienen. Me interesa mucho un policía vocacional que no se olvide de que es un servidor público, pese a que es difícil, se obliga a mantenerse en el lado de los buenos. Y a hacerse una pregunta: ¿Es posible seguir siendo buena persona pese a todo y contra todo? Y también tenemos a Tania Bilbao, cuya vida es interesante porque es la cotidianeidad que algunas personas que lean esto, se pueden ver reflejadas en esta situación. Está pasando por una separación y su hijo mayor es adicto; por desgracia es un mal de nuestros días, es un sufrimiento atroz, cuando un padre o una madre ven que les devora ese dragón. Me apetecía explorar ese dolor, que no es ajeno a nuestros días, ni extraordinario, no es un trauma raro. Al mismo tiempo, esa persona debe mostrar brillantez para investigar crímenes.. Me crie en un ambiente progresista donde la Policía no caía bien. Para escribir, ¿ha tenido que conocer a muchos policías así o son bondadosos y emocionalmente estables?. Esto es muy curioso. Yo me crie en un ambiente progresista donde la Policía no caía bien. Soy catalán, pero no independentista, pero en ciertos ambientes progresistas, la Policía se ve con cierto recelo. Desde mi primera juventud yo era así, soy de Tarragona, donde no ves nunca dos policías en cada calle. Luego los he ido conociendo y he ido derribando estos mitos y prejuicios. Me acuerdo de una conversación en una grabación y había estado hablando con unas personas muy agradablemente, y uno me confiesa que es policía. Y otro, en otra mesa, me dice lo mismo. Me paré a pensar que estas dos personas tan cándidas y gentiles eran policías. Ellos explicaban que al pisar la calle te tienes que poner cierta coraza o te vacilan. Eso fue un clic en mi mente. Pensé que mi padre o mi tío o mi hermano podrían ser policías. Y eso sirvió para derribar muchos muros de prejuicios. En mi vida adulta se me ha confirmado que efectivamente hay grandes profesionales. Siempre sale la oveja negra que está en todas las profesiones. Pero la gran mayoría trata de ayudar al ciudadano. Lorenzo Silva dice que hay dos tipos de países. Donde llamas primero a la Policía, o donde a quien llamas en último lugar es a la Policía. Por suerte, creo que vivimos en un país donde lo primero que hacemos es llamar a la Policía.. Hay un clarísimo homenaje a la escritora Alicia Giménez Bartlett en este libro.. La considero mi madre a nivel literario, porque soy lector y escritor gracias a ella. Hace años acudí a la literatura casi buscando el amparo de una religión y en gran parte la encontré gracias a ella y a su personaje de Petra Delicado. Me convertí en un lector que devoraba sus libros y eso me abrió un mundo. Me dije voy a leer a este que ella comenta; a Andrea Camilleri, luego a Leonardo Padura… Poco a poco vas abriendo tu campo y no hay un día exacto. Y eso te lleva a pensar, ‘Yo también quiero provocar ese bienestar en la gente, igual que lo que a mí me provoca Giménez Bartlett’. Por eso digo que es mi madre literaria. La conocí cuando acudí como fan, en la librería Alberti, de La mujer fugitiva. Me firmó su ejemplar, fue superagradable, pero no me atreví por pudor y vergüenza a decirle ‘escribo gracias a ti’. La otra persona se lo va a tomar como que es mentira o que le haces la pelota. Fue supercándida y lo hubiese acogido bien. Y eso que la conocí de diez minutos.. Sánchez Bernal tiene 35 años. JAVIER OCAÑA/Planeta. ¿Qué otros autores le inspiran y a quién le gustaría parecerse cuando su obra vaya ampliando horizontes?. Si Alicia es mi madre literaria, mi padre, siempre lo digo, es Lorenzo Silva, no porque mi estilo se parezca al suyo, ni mucho menos. Descubrí su serie al tiempo que Petra Delicado. Hice un taller con Silva y me gustó en 2018. No había escrito ni un borrador y vi este taller con él y me lancé, me encantó. Además, sí tuve ocasión de decírselo a él, hace poco. Me pidió perdón (risas). Lo admiro como pensador, me parece un gran intelectual. Muñoz Molina, Rosa Montero, Juanjo Millás… Cuento con una liga de autores que me está inspirando. Y aunque esté fallecido, sí que me sigue inspirando Javier Marías. Ayer por la noche volví a acudir a un artículo que escribió en El País. Estos grandes maestros son faros de las letras y te indican el camino de hacia dónde ir.. Carmen Mola son los tres Rolling Stones. Ellos lo cambiaron todo, las reglas del juego. Lo de escribir en cursiva partes del libro recuerda a Carmen Mola, cuando el personaje malvado explica su historia pasada.. No es algo buscado. Pero cuando yo iba terminando el primer borrador, me di cuenta de esto, pero no me molesta. Yo adoro a Carmen Mola, creo que son los tres Rolling Stones y como personas, son encantadores. Es inevitable que cuando escribes novela negra te mires en ellos, ellos lo cambiaron todo, las reglas del juego. Cuando me di cuenta de este pequeño homenaje no me molestó, ni traté de corregirlo. Sabía que a ellos no les iba a molestar. Les admiro un montón, tengo incluso la misma agente que ellos, algo que me encantó cuando lo supe.. Si la cárcel es una pesadilla para cualquiera, la que usted describe en su novela es el horror. ¿De dónde sacó esta idea?. Nace de cierta sensación que identifico en nuestra sociedad actual de que hay impunidad en el crimen. Hay cierto estrato social que va a ser intocable, aunque de vez en cuando alguno termina en la cárcel, siempre se percibe que son intocables, que no los van a meter en la cárcel. Era una manera, una metáfora visual y espacial, de tratar de poner justicia y de hablar sobre la justicia. Cuál es el verdadero sentido de la justicia. Lo modelé como la idea de una cárcel privada, donde si alguien merecía de verdad la cárcel, terminara allí. Lo triste es que es tremedamente actual.. Cuando mi hijo, que tiene 3 años, tenga 20 ó 30, podrá percibir la verdadera naturaleza de su padre en lo que he escrito. Estudió cine en Cuba, en la escuela que fundó García Márquez, la EICTV. ¿Qué aprendió allí y cómo lo ha trasladado a España?. No conocí al escritor personalmente, aunque su presencia estaba allí. Constantemente te hablan de anécdotas, de menudo personaje era. Hace poco vi todas sus entrevistas y uno se da cuenta de algo que dijo Vargas Llosa de él: que no era un intelectual, como lo fueron Cortázar o el propio Vargas Llosa. García Márquez no lo era, pero tenía un fuego interno y no se callaba una. Se debía sentar a escribir y le debían poseer los espíritus. Lo admiraba mucho por sus novelas, me han encantado, son hipnóticas. Cuando entras en presencia siguiendo su fantasma, es cuando te das cuenta de que tenía una personalidad inabarcable que lo impregnaba todo. Hay personas que se lo comen todo, son agujeros negros. Si están en una sala no puedes hacer otra cosa que mirarles. Tantos años después de su muerte me da envidia de quienes sí lo habían conocido. Igual que la gente que conoció a Javier Marías. Por suerte, hay autores vivos que son admirables y son puro amor, como Luis Landero.. Toni Sánchez Bernal.Javier Ocaña | JAVIER OCANA. Usted ha escrito «Si algún día mi hijo (que tiene actualmente 3 años) quiere conocerme, solo tendrá que leerme». Bonito, pero tenebroso, ¿no?. (Risas) Que tarde en leerme, eso lo primero. Volviendo a Vargas Llosa, no hace falta escribir autoficción. Realmente, uno pone mucho de sí mismo, de su naturaleza y de su alma, en las historias, aparentemente, de ficción. Cuando mi hijo tenga 20 ó 30 años, aunque hay cosas inventadas en lo que escribo, podrá percibir la verdadera naturaleza de su padre. Eso no es nada malo. Hay mucha luz también, quiero creer, muchas reflexiones; lo más difícil es combinar las peripecias con las reflexiones.. El cine, ¿sigue estando entre sus objetivos creativos?. Sí, sí. Al final mi vocación es contar historias y cuando se me ocurre una me pregunto cuál es el formato más idóneo. Si pienso que es el largometraje, no intento hacer una novela. Y al revés. Cuando escribí Ofensa al frío era consciente de que el medio idóneo era la novela. Estoy moviendo un guion de un largo y creo que es un thriller más visceral y su medio son las imágenes. Otra cosa es si alguien decide adaptarlo. No tengo nada en contra, pero no me quita el sueño. Ahora muestro orgulloso Atrapada en la oscuridad creo que es lo mejor que he escrito jamás, pero no me quita el sueño pensando en que se adapte al cine. Hay autores que más que escribir una novela lo que quieren es novelizar una serie de Netflix. Yo estoy en contra de eso, porque le tengo mucho respeto a la literatura .. Literatura. Libros. Mostrar comentarios