Huérfana le soy al pez, a esa mitad que sólo aparece en la saladura de las piernas. Descalzas desollamos la arena, la canícula nos borda la pericia para nadar en el ojo de la ola, el calor se calma con el golpeteo de las peñas. Amanecimos jaibas al borde del peñasco, los cueros cuelgan en esta fe hacia la sal cuando se sofríe el aceite sobre los ajos.. A mi abuelo le tomó 83 años que el agua le llegara a los pulmones,. dócil atravesó el trópico sorteando las calores,. el manglar de la casa,. la mojarra y el bagre,. pócimas secretas del caldo de guajillo,. proteína que estiró sus músculos en cada brazada.. La frescura del ceviche apaciguó los 35 grados a la sombra,. nadar en binas evita inundaciones,. por eso te fuiste con las aguas,. un lunes a las seis de la tarde. se dejó caer el aguacero, y yo supe que te ibas.. Que te ibas con los peces que hicieron llover sobre estas tejas. reclamando tu cuerpo de atarraya,. supe que te ibas porque me enseñaste a leer la ventisca. cuando nadé por primera vez en mar abierto. y me contaste que de aquí veníamos todos,. más nosotras que podemos parir en seco y bajo el agua.. Te fuiste, abuelo, en plena lluvia, ligeramente lejos de la mar,. pero dentro de sus gotas que se reciclan en verano.. No moriste ahogado,. la única agua que te alcanzó fue la de los bronquios. que no drenaron la sal de tu cuerpo.. En el puerto se acostumbra a trenzar a las mujeres para que las lluvias lleguen, pero no inunden, es una sana costumbre tejer los cabellos como las sirenas hacen con el agua. Aprendimos a tejer la angustia y la calma en cada madeja, en cada rizo rebelde que intenta escapársele al cráneo. Cuando la trenza se afloja la brizna está cerca y tantea mejor la ovulación de las palmas que verdean el frescor de la casa avisando la mejor hora para criar peces. Las niñas que nacimos con rizos sabemos que nos esperaban desde antes, que nuestra madre nos tejió en cada hebra, somos niñas pensadas, conjuro de nuestras abuelas pez que desde la mar amarraron la ofrenda. Por eso calmamos la sed con el sudor chilate del cacao serrano, y hablamos el idioma del océano, dejando algo de él en cada trenza que se teje en tierra firme.. Los fareros entrados en fiebre afirman que el cielo es otra forma de mar cuando se acuestan las pardelas sobre el agua. La luz del faro es la que alumbra el vuelo en el que brotan las gotas de las nubes y las dunas que se forman en la costa. Las aves marinas son peces con alas, plumas hidrófobas, apnea que une a la fauna del cielo y del océano.. Para hacernos de tu brizna hay que dejar flores y azúcar en tus bordes, Mamayuka, dulcear la laguna para agradecer la crecida de los pastos, las rollizas canillas de las yeguas. Carameleamos en tu nombre todos estos valles, pero a veces no sabes cómo defenderte de los que quieren vaciar tu casa en busca de oro. Dinos, Mamayuka, cómo te escondemos a ti y a los duendes que te cuidan del minero que las ronda, cómo cubrimos tu escama, madre agua.. ¿Cómo hacer para cuidarte?. Si nuestros días penden de sus rifles.. Ellos no saben que el oro no rinde, que no se bebe.. Dales el entendimiento,. regálales un verano que les recuerde que también somos agua.. Nuestras ancestras en común son las sirenas, así lo anticipaba en 1947 el padre Jean Fontana, discípulo del paleontólogo Albert de Lapparent, cuando descubrió en la Alta Provenza de los Alpes franceses los esqueletos petrificados de unos híbridos mitad humanos, mitad peces. El descubrimiento fue ocultado por las autoridades eclesiásticas ya que se trataba de un cuestionamiento sobre el origen de la vida. El padre Fontana siguió con sus investigaciones, pero jamás pudo hacerlo público, pues advertía que su descubrimiento evocaba a la forma mitológica de las sirenas, calculándole a los fósiles unos dieciocho millones de años y ubicándolos en el periodo del Mioceno. Aturdido por la orden de callar se jubiló de sus clases en el Petit Seminaire de Digne, y murió de forma extraña en 1955, sin saber que le darían su apellido al eslabón perdido de la especie.. Los hombres no sólo expropian la tierra, se hacen a la mar en cruzadas envueltos en la necedad de hacer fronteras, de domar la voluntad de los que hablan otro idioma. El Galeón de Manila zarpó por primera vez en 1565 sin saber sobre qué puerto, fue y vino a tempestades dejando los primeros encallos de la bestia capital que nos comería siglos más tarde. Los pigmentos de la seda dejan razón de la labor de los esclavos en la teñida del color sobre las pieles del monarca. Las mujeres, y no la vainilla y el cacao, fueron el trueque que la América pagó por su servicio.. ¿Por qué esa fea manía de nombrar como padre al que llega a. imponer sus costumbres?. Según la etimología latina el padre-pater. es el progenitor, la cabeza de una casa,. fundador de familias, protector de naciones.. El pater famili o el padre de familia. fue la figura en la que recaían todos los mandos de un pueblo,. de una casa,. contenía el vitae necisque potestas.. El derecho nació ahí, con la propiedad privada que el pater famili dirigía,. él resguardaba la patria potesta,. la dominica potestas. y el mancipium.. Él ejercía este poder sobre todo lo que poseía,. animales, propiedades, esclavos, hijos, esposa, mujeres.. Las mujeres nunca pudieron ser un pater famili,. jamás tuvieron los tres estados de la venia:. libertad, ciudadanía, familia.. Fue hasta el tiempo de Anastasio y Justiniano I. que la emancipatio fue autorizada a sui iuris,. pero este cambio no incluía a las mujeres.. El nivel de evolución de los mamíferos marinos vino de quienes amamantan, de quienes producen la leche que permite que la estructura ósea se alargue,. se endurezca, de la sanguaza viene la fortaleza. que cicatriza cada herida que nos plantan desde niñas.. Nuestra leche nos hace fuertes y permite que su leche nos fecunde,. un ir y venir de la haerentia.. Todo lo que temen de nosotras tiene forma de agua,. el pater famili fue una alberca para intentar darle otra. forma a lo que fluye.. Ahora le dicen patriarcado a todas las mañas. que se inventó el hombre para confinar las aguas.. También lo llaman derecho, leyes, pero no justicia.. * Poemas pertenecientes a Variación de la escama (México, FCE, 2025), libro ganador del Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2022.. Yelitza Ruiz. Iguala, Guerrero, 1986. Abogada, maestra en Estudios de Arte y Literatura y candidata a doctora en Derecho. Autora de los libros Abril en casa (2011), Cartografía del tren (2018), Hilo Negro. Mujeres y revolución en el Partido Liberal Mexicano (2020), Lengua materna (2020), Coyote (2023) y Variación de la escama (2025). Su obra ha merecido el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2022, el Premio de Literatura Joven 2012, en la categoría de ensayo literario, y el Premio de Poesía María Luisa Ocampo 2012. Ha sido becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA en el área de poesía (2013-2014, 2017-2018 y 2020-2021). Dirige el proyecto Mujeres y Revolución. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
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Huérfana le soy al pez, a esa mitad que sólo aparece en la saladura de las piernas. Descalzas desollamos la arena, la canícula nos borda la pericia para nadar en el ojo de la ola, el calor se calma con el golpeteo de las peñas. Amanecimos jaibas al borde del peñasco, los cueros cuelgan en esta fe hacia la sal cuando se sofríe el aceite sobre los ajos. La entrada Un verano que les recuerde que también somos agua se publicó primero en Periódico de Poesía.
Huérfana le soy al pez, a esa mitad que sólo aparece en la saladura de las piernas. Descalzas desollamos la arena, la canícula nos borda la pericia para nadar en el ojo de la ola, el calor se calma con el golpeteo de las peñas. Amanecimos jaibas al borde del peñasco, los cueros cuelgan en esta fe hacia la sal cuando se sofríe el aceite sobre los ajos. La entrada Un verano que les recuerde que también somos agua se publicó primero en Periódico de Poesía.